Gonzalo Gómez Betancourt Ph.D. – CEO Legacy and Management
Consulting Group.
Revista: Forbes Colombia.
Existen diferentes modelos de transmisión de la propiedad. Algunos promueven mejor el desarrollo de las familias empresarias por generaciones, y otros simplemente desarrollan la gestión individual.
En nuestros países latinoamericanos, la sucesión patrimonial ha sido tradicionalmente abordada desde una perspectiva centrada en la división de bienes. Sin embargo, este enfoque, arraigado en la ley civil, ha generado tensiones familiares y dificultades emocionales que podrían evitarse con una visión más amplia y sostenible del patrimonio.
Existen diferentes modelos de transmisión de la propiedad. Algunos promueven mejor el desarrollo de las familias empresarias por generaciones, y otros simplemente desarrollan la gestión individual, así: a) La propiedad colectiva es un modelo que promueve la unión del patrimonio familiar bajo un sistema de usufructo compartido. En este enfoque, los miembros de la familia tienen derecho a beneficiarse de los activos familiares según criterios como la edad, el comportamiento y los valores familiares. La propiedad nunca se divide, sino que se administra en beneficio de las generaciones presentes y futuras, asegurando así la continuidad del legado familiar.
Familias emblemáticas como los Rothschild y los Rockefeller han optado por la propiedad colectiva como estrategia para preservar su riqueza y legado a lo largo de las generaciones. Estas familias han utilizado estructuras legales como fundaciones de interés privado y trust para administrar su patrimonio de manera efectiva. A través de la propiedad colectiva, han logrado mantener el control y la continuidad del patrimonio familiar, asegurando su crecimiento y preservación a lo largo del tiempo; b) La propiedad individual, el modelo más usado, implica que ciertas ramas familiares adquieren y gestionan el patrimonio de forma independiente. Esta estructura puede generar desigualdades y tensiones intrafamiliares, ya que algunos miembros pueden acumular más poder y recursos que otros. Sin embargo, también ofrece la oportunidad de desarrollar talentos individuales y promover la responsabilidad financiera dentro de la familia; c) La propiedad mixta, combina elementos de ambos modelos, permitiendo la gestión conjunta de ciertos activos familiares mientras se otorga a los miembros individuales la oportunidad de desarrollar proyectos y emprendimientos propios. Esta flexibilidad fomenta la innovación y el crecimiento económico dentro del grupo familiar, al tiempo que preserva la cohesión y el legado compartido.
En Colombia, se basa en la propiedad individual y de división, porque al momento de la sucesión patrimonial, la disposición de los bienes se basa en un esquema de distribución que otorga a los cónyuges la mitad de la masa hereditaria. Del remanente, la mitad se divide por partes iguales entre los hijos y la otra mitad se reserva para la libre disposición del testador. Esta estructura, aunque proporciona cierta flexibilidad, puede generar conflictos familiares y disputas legales, especialmente cuando no se deja un testamento claro y detallado.
Es fundamental avanzar hacia una legislación más flexible y abierta que promueva la fortaleza y continuidad de los patrimonios familiares a perpetuidad, sin la obligación de dividirlos. Debemos construir un marco legal que no sólo proteja los intereses presentes, sino que también fomente la visión a largo plazo, la innovación y la sostenibilidad de los patrimonios familiares, asegurando así su perdurabilidad y contribución al desarrollo económico y social del país. Es hora de empoderar a las familias para forjar un futuro próspero y duradero para sus legados.
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