Entre los 35 y los 65 años, los adultos de mediana edad en las familias empresarias ocupan una posición clave en la continuidad y el éxito del legado familiar. Este periodo no solo implica asumir roles de liderazgo más sólidos dentro de la empresa, sino también equilibrar responsabilidades familiares, personales y patrimoniales. Este artículo, basado en los principios de “Own It” de W. Sage, G. Marchisio y B. Darlt, y en el «Programa de Desarrollo de Propietarios» de Gómez, Bravo y Lagos, explora cómo las familias empresarias pueden apoyar a los adultos de mediana edad en la consolidación de sus habilidades, valores y compromisos, convirtiéndolos en los verdaderos guardianes del legado.
En los artículos previos de esta serie, analizamos cada etapa de desarrollo en el contexto de las familias empresarias: desde la primera etapa de Infancia (0 a 12 años), pasando por la Adolescencia (13 a 19 años), la de Adultos Emergentes (20 a 28 años) y la de Adultos Jóvenes (29 a 40 años). En cada una de estas fases, hemos explorado cómo el compromiso con el legado familiar se va construyendo progresivamente. Ahora, en la etapa de los adultos de mediana edad, el enfoque se centra en consolidar el rol de liderazgo, profundizar la relación con la propiedad y fortalecer los lazos familiares para garantizar la transición exitosa a las generaciones futuras. Este periodo, cargado de múltiples transiciones y altas expectativas, representa un momento clave para reafirmar el propósito personal y familiar en la empresa, pero también para preparar la siguiente etapa del ciclo de vida familiar y empresarial. Los adultos de mediana edad suelen ser los líderes de la familia empresaria, tanto en términos de estrategia empresarial como en la gestión del patrimonio y la cultura familiar. Este liderazgo es fundamental para garantizar que las decisiones actuales fortalezcan el legado y preparen el camino para las generaciones futuras.
En el ámbito empresarial, los adultos de mediana edad enfrentan retos significativos, como el manejo de dinámicas familiares complejas, la evolución de los mercados y la necesidad de adaptar la estrategia empresarial a un entorno cambiante. A menudo, ocupan roles clave dentro de la empresa, como CEO, directores o líderes de áreas estratégicas, lo que les exige un nivel elevado de gestión y toma de decisiones. Además, deben balancear las expectativas de las generaciones mayores, quienes continúan ejerciendo influencia, y las demandas de las generaciones más jóvenes, quienes buscan espacio para aportar sus ideas e innovaciones. Para desempeñar estos roles de manera efectiva, es fundamental que los adultos de mediana edad fortalezcan habilidades de liderazgo colaborativo, resiliencia y capacidad para manejar conflictos. Esto implica no solo tomar decisiones informadas en el ámbito empresarial, sino también actuar como mediadores y facilitadores en las dinámicas familiares, promoviendo una comunicación abierta y fomentando un ambiente de respeto mutuo. La participación en la gobernanza empresarial y familiar, a través de juntas directivas, consejos de familia o comités de gobernanza, también es esencial para consolidar su posición como líderes efectivos y comprometidos.
En el ámbito de la propiedad, los adultos de mediana edad asumen un papel protagónico en la gestión y protección del patrimonio familiar. Este periodo suele coincidir con la transferencia gradual de responsabilidades por parte de las generaciones mayores, lo que exige un entendimiento profundo de los aspectos legales, financieros y de planificación patrimonial. Los adultos de mediana edad deben liderar la implementación de estrategias de continuidad, como acuerdos de accionistas, estructuras fiduciarias y planes de sucesión, asegurando que la propiedad se gestione de manera eficiente y en línea con los valores y objetivos familiares. Además, deben equilibrar las expectativas individuales con las necesidades colectivas de la familia, evitando conflictos y garantizando la sostenibilidad del patrimonio a largo plazo.
Sembrando el legado #5: Los adultos de mediana edad en las familias empresarias