¿Existe alguna competencia directiva que sea atemporal para un CEO?
Estamos en la tercera ola del Covid-19, pero empezamos a ver la luz al final del túnel con las vacunas. La probabilidad de ganarle la guerra a la pandemia es alta, pero ahora, ¿cómo debo dirigir mi empresa?
Por Gonzalo Gómez Betancourt
Recuerdo que hace un año, en este mes de abril, me encontraba escribiendo sobre lo que deberíamos hacer los CEO´s desde el punto de vista directivo para que la cuarentena obligatoria, no terminara por acabar con nuestras empresas. Escribí un artículo sobre “los ocho aprendizajes de la dirección de empresas tras la pandemia”, así: 1) Reconocer que tenemos un exceso de grasa acumulado por largos periodos de opulencia, que debe ser eliminada porque no nos deja ser flexibles; 2) Planeación estratégica por escenarios y la activación de planes de contingencia; 3) Gestión del riesgo; 4) No paralizarse frente al problema; 5) Adaptación del gobierno corporativo, creación comités de innovación y comité de crisis; 6) Incrementar las responsabilidades al personal clave; 7) La capacidad de hacer pruebas inmediatas en mercados sin explorar, validar, seguir o salir; 8) Toma de decisiones más humanistas incluyendo a todos los stakeholders.
Fue muy duro, pero ahora el barco que se acercaba al precipicio pudo virar a estribor, fuimos supervivientes de una masacre de embarcaciones y sus tripulantes, logramos tomar un poco de ese viento escaso que nos alejó de ese precipicio. Sin embargo, de cuánto en tanto, a algún político se le ocurre que debe volver a confinarnos, con la ilusión de salvar más vidas, pero que por otro lado, genera mayor vulnerabilidad en personas que dependen de un ingreso diario, que necesitan mercados abiertos para no sucumbir ante el encierro; lo irónico de este modelo, es que ese mismo político sale unos días después, cual salvador gaviota, a regalarles el mercado y a decir que protege a “sus pobres”. Parece que algunos políticos, no han aprendido mucho, sobre cómo lograr que las personas sean disciplinadas y se protejan así mismas, la actuación paternalista de los gobiernos termina por enseñarles a los ciudadanos que lo mejor es esperar la ayuda, y además como ahora se habla “de ayuda permanente”, pues peor. A mi siempre me gusta recordar esa famosa frase de John F. Kennedy “No es lo que el estado puede hacer por mi… es lo que yo puedo hacer por el estado”, la gente puede, quiere y debe trabajar, hay que enseñarles a protegerse, y no caer en la tentación de convertirse en los padres que todo lo dan, sin pedir nada a cambio.
Ahora volvamos a nuestro tema, y ¿qué hago ahora como CEO en mi empresa, alguna nueva competencia? Mi conclusión es simple, nuestras habilidades antes de la pandemia y después de ésta, son atemporales, seguramente tenemos que hacer énfasis en algunos aspectos dependiendo de la situación que estamos viviendo, pero permítame decirlo con claridad, la única competencia de un CEO es el liderazgo consciente. Recuerdo que uno de los mejores pensadores que ha tenido la humanidad, ha sido Tomás de Aquino, quien logró basándose en Aristóteles, resumir dentro del mundo de virtudes las cuatro cardinales. Su trabajo terminó por enseñarnos que el hombre magnánimo tiene las virtudes de la prudencia, fortaleza, justicia y templanza, y otras virtudes sobrenaturales como la fe, la esperanza y la caridad.
Entonces a nivel empresarial, mi tesis es que existe una sola competencia que es construida a través de muchas otras habilidades, y virtudes. Esta competencia es la de LIDERAZGO CONSCIENTE que es la principal competencia que nunca dejará de tener un buen CEO por hoy y por siempre. Ahora bien esta palabra ha sido tan mal usada y mal entendida, que mucha gente lo asocia solo a temas, como carisma, y seguro que mucha gente allá afuera tiene esa capacidad pero puede ser un bárbaro que utiliza esa habilidad para su propio beneficio. Ya es bien sabido, que un líder consciente es aquel que logra llevar a su organización al cumplimiento de un propósito superior más allá del económico, que es una persona al servicio de los demás, y que en la toma de decisiones incluye a todos los stakeholders sin aprovecharse de sus vulnerabilidades en beneficio de la empresa; que al mismo tiempo está interesado en el aprendizaje positivo de los miembros internos de su organización; que es eficaz en la consecución de los resultados porque sin dinero, las empresas no tienen oxigeno para su sostenibilidad; y que en momentos de crisis es capaz de entender cuál es el mal menor mediante su evaluación profunda de cada una de las personas partícipes de la empresa, al entender sus características; por lo tanto, puede establecer prioridades, y una vez vuelve la calma sabe que todos los stakeholders son importantes para el ecosistema empresarial, por lo cual, busca el equilibrio entre estos actores.
Es indiscutible que una persona que sea líder consciente ha logrado trabajar de manera individual a lo largo de su vida muchas habilidades y virtudes asociadas a este concepto, que de ir perfeccionándolas, tarde o temprano será reconocido por los demás como líder, entre éstas están: Capacidad de escuchar a los demás, capacidad de comunicación efectiva, inteligencia emocional por su empatía, autoconocimiento, autocontrol y capacidad de relacionarse con los demás. Por sus conocimientos aplicados al objeto del negocio, su capacidad visionaria y estratégica, su capacidad de delegación, su capacidad de hacer seguimiento de las tareas, su resiliencia, su humildad, la capacidad de trabajar en equipo, la capacidad de adaptación, su proactividad, en últimas por ser ejemplo de vida de los demás para lograr que la gente haga lo que se necesita para cumplir con el propósito.
Es fácil hacer la prueba de líder consciente, necesaria por hoy y por siempre, pregúntese: “Si todos los stakeholders tuvieran la oportunidad de votar hoy para nombrar el CEO de la empresa que dirige, una amplia mayoría votaría por usted, si la respuesta es positiva, es que usted seguramente es un líder consciente; si la respuesta es negativa, con toda seguridad es que le falte alguna de las habilidades asociadas. La buena noticia es que todo se puede aprender, porque son hábitos que se logran con la voluntad o deseo de alcanzarla. Por ejemplo, la prudencia se consigue viviéndola en el día a día, siendo prudente en cada decisión que tomamos y en cada acción que ejercemos. Finalmente, según esto un líder consciente es atemporal, no importa el país, las circunstancias, o el tipo de empresa, solo la voluntad y los conocimientos para serlo”.
Ph.D – CEO Legacy and Management Consulting Group.