¿Oficinas Familiares, solución o problema?

La perspectiva familiar, también tiene tres tendencias:

  1. La individual
  2. La intermedia
  3. La colectiva.

Por Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

Hace algunos días una familia empresaria de cuarta generación, que había creado una oficina de familia en la tercera generación, comentaba que tenía diferentes servicios que iban desde temas familiares: como la seguridad familiar, seguros, educación, activos de ocio, viajes, actividades de relacionamiento familiar, hasta el manejo de temas patrimoniales como aspectos tributarios, inversiones en portafolio para el manejo de la liquidez familiar, contabilidad de los miembros de la familia, revisoría fiscal de las empresas operativas del grupo empresarial para ser “los ojos de los accionistas” y, finalmente, la formación como propietarios y buenos miembros de familia mediante diferentes programas. Sin embargo, pese a todos estos servicios ofrecidos, estaban en discusión sobre la conveniencia de su continuidad.

El 25% de los miembros de la cuarta generación, argumentaban sobre los aspectos negativos de la oficina: a) El desbordado gasto de funcionamiento parecía inaudito; b) La forma de fondeo de la oficina, iba en contra de los derecho económicos del individuo, ya que la tercera generación había decidido que de las utilidades netas del grupo, se tomaría 10% para el funcionamiento de la misma, pero al final, esto generaba desacuerdo porque unos pocos financiaban a otros que ni siquiera hacían uso de sus servicios; c) muchos de los familiares, ya ni si quiera trabajaban y no habían hecho nada en la vida, debido a esa manutención y mayordomía que había malformado a los miembros de la cuarta generación, en aspectos tan simples como pagar su propios servicios públicos, y que lo mejor para el desarrollo de las siguientes generaciones era acabar con ese engendro, que creó un efecto perverso de algunos familiares, sin actitud de hacer algo en la vida, “unos mantenidos” como eran descritos por los mayores; d) los miembros más críticos, decían que ellos no se sentían parte de esa familia y que veían como un abuso la financiación de la oficina.

La otra gran mayoría de los miembros de familia, argumentaban sobre lo positivo: a) La oficina de familia, ha generado mucho valor económico, hemos podido tener sinergias que desde lo individual no hubiéramos podido alcanzar, por ejemplo la compra de seguros, y en fin todo tipo de servicios, por lo numerosos que somos tenemos grandes descuentos; b) La dedicación de personal especializado y privado para nuestro uso, especialistas en finanzas y manejo de portafolios, donde hemos obtenido mejores rentabilidades que el mercado; c) La formación de las siguientes generaciones como propietarios; d) Las facilidades de educar a la familia en las mejores universidades del mundo; e) la mejor salud, no solo nacional sino internacional; f) la seguridad coordinada para la protección de todos nosotros; d) las actividades de familia para mantenernos unidos entre nosotros y comprometidos con nuestras empresas; g) las actividades de auditoría que hace la oficina sobre todo el grupo y la evaluación de todos los órganos de gobierno, incluso búsqueda de miembros independientes; f) la preparación de las asambleas y la respuesta rápida de los accionistas a sus dudas, entre otras. La verdad no entendemos como unos pocos accionistas y miembros de esta familia no ven semejantes beneficios, efectivamente son tan solo unos pocos los que consideran que, por problemas del pasado, no pertenecen a esta familia y por eso debemos cerrarla para que cada uno haga lo que quiera con su dinero, pero la anterior generación que estaba muy alineada con el legado familiar decidieron que las empresas pertenecieran a un trust, donde en realidad nosotros no somos accionistas o dueños, somos beneficiarios de un patrimonio familiar y tenemos derechos a unos beneficios, entre ellos los de la oficina familiar.

En el caso anterior, ¿piensa usted que la oficina familiar es el problema?, tal vez el problema es más profundo, del propósito común como familia empresaria, no existe una visión compartida. En nuestras investigaciones sobre oficinas familiares hemos encontrado la influencia de dos poderosas perspectivas: a) La perspectiva patrimonial, en la cual pueden existir tres tipos de tendencias debido a la cultura familiar, a la forma como los educaron desde el vientre materno, a los mensajes recibidos por padres y familiares en torno al patrimonio, estas son la tendencia individual, la intermedia y la colectiva. En el primer caso, lo individual, casi siempre se identifica cuando las personas dicen “Esto es mío”, estas personas sienten que tienen derecho a su independencia, no ven conveniente ningún tipo de ayuda compartida en el manejo del patrimonio, prefieren encargarse de sus propios temas; para los que tienen una perspectiva intermedia, son conscientes de que se pueden obtener sinergias en los mínimos y los diferenciales los paga cada persona; y para aquellas familias de perspectiva colectiva, responden siempre diciendo “esto es nuestro” y al final saben que todo lo paga el patrimonio familiar; b) La perspectiva familiar, también tiene tres tendencias, la individual, la intermedia y la colectiva. En la individual, cada núcleo familiar es independiente y no les interesan las actividades de familia, les parece que una oficina que hace este tipo de actividades de familia son innecesarias; Las intermedias saben que hay aspectos comunes familiares que se deben promover y están dispuestos a aportar unos mínimos, pero los máximos se los paga cada persona; y aquellos de perspectiva colectiva ponen todos los recursos para mantener unida la familia tengan o no el dinero las ramas, si un miembro de familia no tiene los demás lo apoyan.

Cuando se hace una matriz para validar la conveniencia de una oficina familiar, lo que es evidente es que una familia con perspectivas familiares y patrimoniales individuales, no deben en ningún caso promoverla, es como el agua con el aceite, las otras combinaciones tienen diferentes grados de implementación, por supuesto, las que sin dudarlo la promueven, coinciden en ambas perspectivas colectivas. Ahora bien la dificultad es que las familias cambian por sus dinámicas con el tiempo, y una familia pudo tener ese deseo de legado, pero si no se cultiva se pierde. La tendencia natural es que el propósito se va perdiendo y aquello que sonaba tan bien, pues se vuelve el dolor de cabeza para aquellos que ven el mundo de una manera más individual. La repuesta a esta complejidad es la adaptación, por ejemplo, ir a modelos intermedios, donde las personas aprovechen unos mínimos acordados y los individuos paguen los diferenciales con sus propios recursos, por ejemplo pagamos un MBA en Colombia, y si lo quiere hacer en el exterior, el diferencial del valor lo paga cada individuo. Ahora si ya es el extremo, de no querer nada, se debe buscar la forma de facilitar la salida de aquellos que no lo comparten y solo permitir que se queden los que tienen el mismo deseo de colaboración.

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