Profesionalizar la empresa
Muchas familias empresarias avanzan hacia la profesionalización creando consejos asesores, agendas o indicadores. Sin embargo, al enfrentar una crisis o tensiones internas, suelen desmontar rápidamente lo construido, revelando que solo había un “disfraz de profesionalización”.
El error común es confundir profesionalizar con instalar mecanismos. La verdadera profesionalización implica sostener estructuras de gobierno, delegar, empoderar, evaluar y rendir cuentas incluso en momentos difíciles.
El caso relatado muestra cómo una familia empresaria llegó a formar un consejo asesor con independientes y parecía avanzar, pero ante dificultades económicas y conflictos entre hermanos, abandonó el proceso, dejando sin efecto los avances logrados.
La profesionalización exige voluntad, resiliencia institucional y la capacidad de mantener reglas claras en tiempos de crisis. Solo así se evita que las emociones y los conflictos familiares dominen la operación.
Lecciones clave:
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Profesionalizar no es decorar con consejos o comités, sino sostenerlos y darles poder real.
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El compromiso se prueba en la crisis, no en la calma.
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Los independientes deben tener voz y voto, no ser validadores de decisiones ya tomadas.
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La gobernanza requiere reglas, mecanismos de seguimiento y formalización de procesos.
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Los líderes deben dar ejemplo, someterse a evaluación y rendir cuentas.
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Si no se está dispuesto a ceder poder y sostener estructuras, es mejor no iniciar un proceso de profesionalización.
Conclusión:
La profesionalización no se mide por los mecanismos instalados, sino por la capacidad de una familia empresaria de mantener su gobierno en pie en medio de la tormenta.