«Reescribiendo las reglas: innovación y competencia en un mundo empresarial disruptivo»

Gonzalo Gómez Betancourt Ph.D. – CEO Legacy and Management Consulting Group.

Revista: Gestión & Negocios.


En un entorno empresarial caracterizado por la rápida evolución y la disrupción constante, la capacidad de adaptarse y redefinir las estrategias es fundamental para sobrevivir y prosperar. En este artículo, exploraremos cómo las teorías de estrategia de Michael Porter sobre grupos estratégicos y competitividad siguen siendo relevantes en un entorno empresarial dinámico y cómo las empresas están desafiando las normas tradicionales para competir de manera efectiva.

La teoría de la estrategia de Michael Porter proporciona un marco sólido para comprender la competitividad empresarial. Según Porter, la estrategia implica la creación de una posición única y valiosa en el mercado, integrando actividades empresariales de manera coherente y diferenciándose de la competencia.

Los grupos estratégicos son conjuntos de empresas dentro de una industria que comparten características y enfoques similares. Identificar estos grupos es esencial para comprender la competencia y formular estrategias efectivas. Las empresas dentro de un grupo estratégico compiten entre sí de manera más directa que con empresas fuera del grupo, lo que genera dinámicas competitivas únicas.

Las barreras a la movilidad dentro de una industria representan obstáculos significativos para las empresas que buscan cambiar de un grupo estratégico a otro. Estas barreras pueden manifestarse en forma de activos específicos necesarios para competir, como tecnología patentada o infraestructura especializada, así como en la reputación y el capital de marca establecidos por empresas en ciertos grupos estratégicos. Además, las economías de escala y alcance, junto con las barreras regulatorias y legales, pueden dificultar aún más la transición entre grupos estratégicos. Internamente, la inercia organizacional puede ser una barrera adicional, ya que los procesos establecidos y la cultura corporativa pueden resistirse al cambio, dificultando la adaptación a nuevos modelos de negocio o estrategias. Estas barreras pueden requerir inversiones significativas y tiempo para superarse, lo que representa un desafío importante para las empresas que buscan mejorar su posición competitiva en la industria.

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